miércoles, 5 de octubre de 2011

Manises y una flor de bronce


Algunas veces lo simple es lo bello. No siempre se cumple la máxima pero creo que con pocas piezas se puede avanzar un espacio. Solamente 4 elementos; simples y sin colores fuertes. La orlina que ves colgada en la pared es reciente pero le da un toque interesante al espacio.


Recuerdo aquellas flores cenicero de bronce cuando era peque. Los pétalos de la flor se pueden extraer y conforman pequeños ceniceros individuales. También existen con los pétalos fijos con motivos ornamentales ya que su funcionalidad queda sesgada.


Las lámparas de Manises tienen un encanto especial. La mano de obra cualificada actualmente está por las nubes lo que le da mayor valor a las piezas recuperadas antiguas. El color ya ves que es discreto.


La talla completa goza de un buen equilibrio. Pierna fina y estilizada para rematarse en hombros fuertes. Esta pieza es una delicia para los ambientes más cálidos que te puedas imaginar. Si hubiera habido hoy una tableta de chocolate en casa, habría salido en las fotos porque es una lámpara que luce mejor con una luz tenue cálida pero lo importante ya sabes que es la compañía pero si se adereza de una mantita en invierno y una lámpara de Manises... Ya tienes una envidiable y apacible tarde para el próximo otoño-invierno.


Otra estampa de la lámpara antigua de Manises que es recibida por la mesa antigua y le acompaña la flor de bronce que hemos disfrutado en esta entrada.

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